La singularidad de este proyecto no reside en lo formal, en este caso, lo singular es el componente humano.
José Antonio y Mª Ángeles nos pidieron una casa refugio, un lugar sereno sin relación alguna con el vecindario y una casa a su vez con islas propias para gozar de intimidad, cuando uno quisiera “escapar” del otro.
La respuesta surgió de modificar el programa de funcionamiento de la vivienda convencional y de buscar una casa muro frente al entorno.
El programa:
Dos salones… Dos dormitorios… Dos refugios para leer, soñar,…
La búsqueda de la individualidad coexistiendo con la vida en pareja fragmenta el espacio construido de la vivienda, pero también sus espacios libres.
-El salón del sótano, donde paradójicamente entra con fuerza la luz, está vinculado al “patio de piedra”. La solería del salón se hace patio y la pared se construye con una malla llena de piedras de río, colocadas una a una por los propios dueños, que son el paisaje.
-El salón de planta baja lo vinculamos al “patio del árbol”. Desde la entrada un hueco nos enmarca el árbol que nos da la bienvenida a casa. Este patio“es de ambos”, les encanta salir descalzos de la cocina a desayunar…
-El refugio de él, en planta primera, se abre a la “terraza de aromáticas”, protegida por un pretil alto, tan alto como para no ver la calle.
-El refugio de ella, en planta ático, se abre a la “terraza del sol”. Es su lugar secreto.
ClienteÁngeles Barragán y José Antonio CuevasTipoEncargo PrivadoFecha2001TipologíaResidencial UnifamiliarLocalizaciónLa CarolinaEstadoConstruido